Vestir
de negro no significa que estés triste y, por consiguiente, vestir de colores
no implica estar eufórica. Son solo relaciones que nuestra mente hace, pocas
veces presentan semejanza con la realidad. No juzgues lo que ves, porque la
primera impresión, aunque, paradójicamente, sea la que predomina a la hora de
conocer a alguien o a algo, no suele ser la correcta.
Entras
por primera vez en una clase, en ella nadie se conoce, tratas de sentarte en la
mitad, ni muy cerca para no dar la impresión de ser la “pelota” ni muy lejos,
para no darle la impresión a los profesores de ser la “pasota”, estás tratando
de evitar que te califiquen de algún modo, cayendo así en la trampa, en su
trampa. Tú misma te estás autodefiniendo haciendo esto como “insegura”,
encasillándote así, de esta forma, cosa que tratabas de evitar desde un
principio.
A
nadie nos gusta que nos encasillen en un determinado rol, pero es necesario
para mantener relaciones con los demás, el rol que te asignen solo depende de
ti, tú lo creas, los demás solo te definen, tratando de elegir la palabra que
mejor encaje contigo.
Por
eso, antes de escuchar lo que los demás piensan de ti, averigua qué es lo que
tú piensas de ti misma, tratando así de
dar la imagen que realmente quieras que los demás reciban, para hacer posible
que te conviertas en quien tú quieras ser y no en lo que los demás te exijan
que seas.
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