martes, 19 de febrero de 2013

La distancia no es ausencia ni el tiempo es olvido



De repente recibes un mensaje, mensaje que te recuerda algo que pasó cuando tú aún no tenías uso de conciencia, pero que has sufrido toda tu vida. Dicen que no se puede echar de menos aquello que no tuvimos, pero también dicen, como podemos escuchar en una de las letras de Sabina, que “no hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió”.  Pues bien, les echo de menos, a los dos, a los cuatro. Saber que hay cosas que nunca viviré con ellos y que hay momentos que no podré recordar, momentos entrañables como los desayunos con jamón y guitarra o las regañinas cuando alguien le quitaba un rosco, son cosas que me hubiera encantado  vivir, observar, y más tarde recordar.

Por suerte, tengo a quienes me lo recuerdan, gracias a ellos puedo formar el puzle de la persona a quien quiero conocer, para, al menos, ser capaz de encajar las piezas, aunque ello me lleve tiempo, y los resultados no sean los esperados, siempre acabaré sabiendo y conociendo más de lo que creí saber en un principio.

Se, puesto que muchos de vosotros no sabéis de la existencia de este blog, que no leeréis esto,  pero de igual forma, para quedarme tranquila conmigo misma quiero daros las gracias, sé que es poco valiente por mi parte ser capaz de publicar esto y no de decíroslo a la cara, pero de igual forma tenía que expresar lo que siento en este momento de alguna forma, gracias. Gracias por llevarme a su persona en cada encuentro, gracias por hacerme vivir situaciones similares a las que  vosotros vivisteis con ellos, gracias por recordarme que ellos estuvieron, están y estarán en cada decisión que tome, porque sin ellos nosotros no estaríamos aquí. Porque la distancia no es ausencia ni el tiempo es olvido.

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