Justo en ese instante en el que descubres que nada es como pensabas, ese momento en el que desenmascaras sin querer a quienes siempre habías creído tus ídolos, tus referentes, tus modelos a seguir. Ese momento en el que te das cuenta de que nada es lo que parece, que hay quien guarda demasiado bien las apariencias, porque al fin y al cabo son solo eso: apariencias. Apariencias que cubren un cúmulo de hechos los cuales son mejor no contar, ni si quiera mencionar, ya que romperían el hechizo con el que hasta ahora jugaba, hechizo que ellos te enseñaron, solo que se olvidaron de mantenerlo. Quizás realmente nunca supieron ese hechizo, simplemente creían envolverse de él o quizás trataron de enseñarte hacer aquello que ellos nunca supieron mantener, prefirieron tomar otro camino, no mejor, no peor, simplemente diferente.
Lo que sin duda me parece incongruente es que traten de enseñar y juzgar aquello que ni ellos mismos han sido capaces de mantener, ese hechizo que mantenía nuestra infancia hilada a recuerdos en los cuales siempre ellos eran los protagonistas, esos valores que nos han transmitido, con los que hemos vivido y nos han servido como pilar alrededor del cual hacer nuestra vida, todo una máscara, para ocultar lo que realmente son, pero no, no caeré en la trampa. Seguiré mi camino basándome en los valores que hasta ahora he perseguido y he valorado, porque el hecho de que les haya desenmascarado, hecho que, por otra parte, tarde o temprano tenía que pasar, no significa que no buscaran en su momento lo mejor para mi, o que estos pilares en torno a los que gira mi vida sean dañinos para mi.
Ahora solo espero poder tomar el camino correcto y poder tener suficiente personalidad como para no caer en lo antes criticado, esta vez no.
No hay comentarios:
Publicar un comentario